Ahora Es Cuando Chile Verde…

Mi esposo jura que cada vez que cuento algo le echo mucha crema a los tacos… la verdad es que es pura envidia porque en el fondo sabe que yo soy mejor cuentacuentos que él y tiene que dar sus patadas de ahogado, pero nomás pa’ que no diga, el domingo, le eché una llamada a su tío Carlos, para que me contara bien bien la historia que les voy a platicar en este relato y así tuvieran la información de primera mano y mi esposo se quedara bien calladito.

El tío Carlos es un primo de mi suegro que emigró de Cantabria a México hace muchos años. Por azares del destino, las cálidas tierras sonorenses lo atrajeron y acabó estableciéndose y echando raíces en Ciudad Obregón. Es por eso que cuando habla, le brota un acento muy particular, con ese cantadito bronco de Sonora, pero ceceando y usando todavía palabrotas españolas. El tío Carlos es uno de nuestros personajes favoritos. En Navidades y en reuniones familiares, sentarse un rato a su lado es de lo más cootizado porque es una gozadera escuchar sus aventuras.

Le hablé para que me volviera a contar la historia de los pimientos que trajo de España que por alguna razón quedó grabada en mi memoria por los siglos de los siglos. Resulta que no hace mucho, a Carlos se le ocurrió traer de España a México semillas de Pimiento de Padrón, una variedad de pimiento originaria de Galicia. Por allá los preparan sólo fritos con aceite de oliva y sal gruesa y son una verdadera delicia. Una vez me comí tantos en un viaje a España que hasta me enfermé. Esos pimientos tienen un intenso sabor pero es raro que piquen. Total, Carlos se trajo la semilla y los sembró en tierras mexicanas con la idea de aportar un nuevo sabor a la gastronomía mexicana que ya de por sí es tan ecléctica y variada. El resultado de esta siembra fue tremendamente interesante. La semilla de los pimientos españoles en tierra mexicana, dio fruto sin problema, pero los nuevos pimientos mexicanos salieron mucho más picosos. Luego me dijo Carlos que no todos los chiles resultaron igual de picosos. Algunos picaron y otros se quedaron igual, así que en un mismo plato te pueden tocar chiles picosísimos y otros nada.

Por supuesto, nomás de contar esto, ya se me hizo agua la boca, y ahora ya quiero hacer la receta de pimientos del padrón. Aquí en Estados Unidos hay unos primos hermanos que les llaman Shishito Peppers, suenan como japoneses porque efectivamente esta variedad es originaria de Japón, pero básicamente es la misma gata revolcada. Los preparo igual que en España, con aceite de olivo y sal gorda. Por supuesto me los acabo toditos, no me quejo, están buenísimos, pero ni uno solo pica. Luego veo la bolsa y veo que fueron producidos en Ontario. No, pues con razón, les faltaron los aires y el calorcito de nuestra tierra, les faltó literalmente el piquete mexicano.

Carlos dice que en México, los pimientos se volvieron picosos tal vez por el polen que llevan y traen las abejas de un sembradío a otro o que puede deberse al clima, si se siembra en época más fría o más calurosa. Yo más bien pienso que los pimientos gachupines, en su infinita sabiduría, supieron que llegaron a una nueva tierra, a un nuevo aire y que había que adaptarse. Intuyeron que esta era una tierra desconocida donde la gente cuando canta, canta, cuando baila, baila y cuando come se enchila porque todo lo hacen con “enjundia”. Llegaron a una tierra donde para todo hay fiesta, hasta para la muerte…y escucharon la música de las serenatas y los dicharachos de las abuelas que les traía el viento y obedecieron y se transformaron y dejaron de ser pimientos, y empezaron a ser chiles, porque así lo exigía esta tierra colorida y bronca.

Pero de todo el relato son estas palabras del tío Carlos que me retumban en la cabeza mientras me como el último de los shishitos canadienses.. No todos los chiles picaron, unos se transformaron y otros se quedaron igual. Pongamos atención a la nueva era. Este mundo ya cambió. Oigamos las canciones que traen los nuevos vientos. Tal vez podamos escuchar lo que va pidiendo la Tierra… tal vez ahora nos diga lo mismo que les dijo a los pimientos de Carlos…¡Que ahora es cuando!…¡Que ahora es cuando, chile verde, has de darle sabor al caldo!

Regina Moya, día 46 del encierro.