Llegaron las moscas

Hoy en la mañana mi hijo mayor me anunció que tenía un ojo de pescado en el pie. Y sí, efectivamente, ahí estaba el intruso…redondito y abultado con su puntito en el centro, mirándome retador….como diciendo… Sí, así es, encima de todo este desmadre, aquí estoy…¿cómo ves? Después de un minuto de observarlo, le dije tranquilamente: Ponte un calcetín en ese pie y no te lo quites, si te lo quitas nos vas a contagiar a todos, y así anda ahora, en piyama, despeinado, haciendo tarea desde la computadora, descalzo de un pie, con un calcetín en el otro… Una visión surrealista que me hubiera puesto los pelos de punta en la era pasada, la era de la humanidad que terminó hace tres semanas.

Pensar que hace sólo unas semanas lo hubiera llevado inmediatamente al podólogo y en dos por tres, hubiera logrado desaparecer ese problema. Por Dios… ¡cuánto control tenía hacía tan solo tres semanas! Ahora, como con todo lo demás, me he visto forzada a ceder el control … Te cedo el cetro, estimado ojo de pescado, ahora tú decides, está en tu control treparte o no a los otros nueve pies de mi familia.

Cada vez que leía novelas o veía películas donde se hablaba de guerras civiles, del Holocausto, del Cólera, de la Influenza Española, una ligera angustia siempre me atravesaba la mente. ¿A qué hora nos va a tocar algo? Dada la historia de la humanidad, por estadística, sería casi imposible vivir toda una vida de unos noventa años inmune a todo desastre. Se me enchina la piel pensando que ya está aquí, que ya llegó el día…cada vez que nuestra conciencia nos decía… No te gastes todo tu sueldo, ten un ahorradito por si las moscas… ¡Pues ya llegaron las moscas!…pinche plaga apocalíptica de moscas verdes asquerosas con piquetes de incertidumbre, angustia, ingreso nulo, poca paciencia en casa, intolerancia al marido, a los niños, intolerancia a uno mismo, y tremenda, tremendísima aburrición.

El tiempo pasa muy lento estos días, hay tiempo para hacerlo todo. Grandes proyectos entusiastas me abordaron el primer día de la nueva era: pintar por fin el mural del cuarto de visitas, volver a escribir artículos cada semana, arreglar de una vez mi página de internet, meditar media hora, hacer un programa de ejercicio….No he hecho ninguno de estos proyectos, ni uno solo, y ya llevamos dieciocho días de encierro. Lo único que aborda es una apatía brutal, y a veces, ganas de tomar vino… cosa que no hacía antes entre semana. Como ayer que decidí hacer una receta especialmente laboriosa de Julia Child para entretenerme en la cocina varias horas. Era Beef Bourgignone y llevaba tres tazas de vino tinto… pues le eché dos al sartén y y me tomé las otras dos a las diez de la mañana, un vino barato de cocina que me supo a gloria. Todo el resto del día, me imaginé a mí misma vieja, decrépita y canosa, en una reunión de AA varios años después diciendo…Hola Me llamo Regina y soy alchólica…y luego todos… Hola Regina…y luego yo… Todo empezó en el encierro del 2020, algunos de ustedes todavía no habían nacido, pero fue un momento tremendo… Para distraerme empecé a escoger las recetas con vino…

La única idea semi optimista que me sostiene hoy es pensar… si esto sólo durara unos tres meses más, si supiera… si fuera un hecho que todo va a terminar en tres meses, ¿cambiaría hoy mi estado de ánimo?, ¿intentaría iniciar alguno de mis proyectos? ¿dejaría de escoger recetas con vino? No sé, no sé nada…Pero al menos esta idea me hace sentarme a escribir por primera vez desde que empezó la cuarentena.

Escribo este artículo en un trance de distracción total… cada cinco minutos me paro de la computadora y voy a supervisar las tareas de mis hijos… brinco del comedor al antecomedor, los nuevos salones de clase, tratando de entender un cuestionario con preguntas sobre la Guerra Fría de mi hijo de primero prepa a un proyecto de crear un pulpo con un tubo de papel de baño de mi hija de segundo de primaria…luego me siento a escribir otro parrafito más, luego lo borro porque resultó ser malísimo, luego escribo otro que me parece un poco mejor… luego veo otra notificación en mi teléfono… Uno de mis nuevos proyectos tendrá que ser armarme de valor y borrar a esa persona que todos los días satura el Whatsapp con pendejadas.

Entre viaje y viaje, le apago a los jitomates que ya están hirviendo…saco el cuchillo más filoso y me dispongo a picar la cebolla y el ajo, porque hoy voy a hacer una salsa roja con chile ancho. Esta salsa roja, lo digo con toda honestidad, es el proyecto del día que más me ilusiona. Así las cosas. Pienso en cuanto chile le voy a echar, a mí me gusta muy picosa, a mi esposo nada, ¿a quién le voy a dar gusto hoy?….Sonrío. Al menos en mi cocina, sigo gobernando como se me hincha la gana.

Regina Moya, dia 18 del encierro.